No por tener lo mejor de todas las cosas nos hacemos felices, el dinero y los lujos no compran la felicidad; pero también hay que pensar en nuestras prioridades aunque estas no se encuentren a corto plazo (algunas de las mejores cosas en la vida tardan una eternidad en llegar, pero vale la pena esperar y trabajar para ello) y hasta tener que luchar por ellas, pero nunca afectando a los demás.
Somos libres de hacer lo queramos pero siempre con responsabilidad y no estamos obligados a realizar cosas que otras personas nos quieran imponer, al contario nosotros decidimos si lo queremos realizar o no aunque estas no tengan provecho para nosotros pero siempre haciendo el bien y no lastimando a otros.
José Juan Uribe Celaya
UPAV
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